En 1991, estudiando Arquitectura, Daniella conoció esta visión a través del grupo de oración que coordinaba María Teresa Chomalí. Luego, invitó a sus padres y a su futuro esposo, Juan Carlos Aguirre -con quien tiene 24 años de matrimonio y una hija- quienes se sumaron semanalmente a esta instancia.

En adelante, Daniella participó en las comisiones que realizaban el trabajo previo para distintos encuentros anuales, como el Seminario de la Familia y el Encuentro Nacional de Oración por Chile; y en el equipo de Relaciones Públicas.

El año 2010, Daniella y Juan Carlos fueron invitados a ser parte de Fundación La Familia Hay Una Esperanza. Paralelamente, mantuvo el lazo con ENOC en el área de las Fuerzas Armadas y de Orden, debido a su cercanía con la familia militar a través de su padre, Gonzalo Guerrero, y a los amigos y camaradas de armas de él, que se sumaban a los grupos de oración.

En 2016, junto a su padre y a Manuel Ibáñez, iniciaron bajo de ENOC y la guía de Néstor, la Fundación FAO, orientada a trabajar en el área de las Fuerzas Armadas y de Orden de Chile, realizando conferencias masivas y conversatorios más pequeños, para las escuelas matrices del Ejército, la Armada, Carabineros y la PDI.

En 2018, Daniella asumió la dirección ejecutiva de Fundación ArtLabbé, desde donde nació la Fundación Regala ConSentido, entidad de la que también es directora ejecutiva.

Acerca de ENOC, Daniella destaca: “Creo que es una fundación de alto impacto positivo en el país y en la región latinoamericana. Su visión, que promueve la unidad entre las personas por medio de la oración, enfocada en los líderes de cada área del quehacer nacional, es instructiva, edificadora e inspiradora y conduce, sin duda alguna, a un enriquecimiento valórico enfocado en el bien común; sin importar posiciones políticas, sociales o si se profesa alguna fe, e incluso si no se hace. Su fundador nos ha inspirado a reflexionar en torno a los valores y principios universales que la persona de Jesucristo dejó instaurados, basados en una ley superior que es el amor. Creo firmemente que el orar por los líderes de este país nos puede conducir a una armonía y prosperidad como nación”. Al respecto, ahonda expresando que “la oración es una de las herramientas espirituales más importantes y permanentes en mi vida personal y familiar, entendiéndola como una relación de co-creación con Dios. Dado que puedo proyectarme en escenarios que aún no existen, y entregar el futuro, los sueños y las expectativas en manos de Dios.

Para el caso de cada fundación en la que me desenvuelvo, mantenemos reuniones de oración semanales como equipo, por cada desafío o proyecto que nace o que está funcionando, especialmente para impactar más y mejor a la sociedad”.

“Conocer a Néstor ha sido muy enriquecedor. A mis 19 años, yo estudiaba Arquitectura y le comenté que yo no veía la relación entre hablar del Reino de Dios a las personas y diseñar casas. Mis amigos Néstor y María Teresa me inspiraron a comprender cómo es edificar y sobreedificar, pero no con materiales inertes, sino con valores y a personas. Creo que todos tenemos ese llamado a edificar vidas no importando nuestra profesión”.

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